La Ciudad Histórica La Guaira forticada |
Todos
conocemos cómo fue y cómo terminó el asedio a Cartagena de Indias en 1741,
donde Blas de Lezo se
cubrió de gloria y el almirante Edward Vernon se retiró con más pena que
gloria. A raíz de esta afrenta a la poderosa Royal Navy, los británicos
decidieron tomar duras represalias contra las colonias americanas del Imperio
Español.
Almirante Edwar Vernon |
El encargado de llevar a cabo
esta tarea fue el contralmirante Chaloner Ogle, quien sustituyó a Vernon en
1742.
Contralmirante Chaloner Ogle |
Ogle
se fijó como primer objetivo atacar un puerto de relativa importancia para los
españoles: La Guaira, ubicado al norte de lo que es hoy Venezuela.
Desde
1728, la Real Compañía Guipuzcoana controlaba el comercio de la Provincia de
Caracas y entre otras provincias colindantes (como Maracaibo, Barcelona y
Cumaná), especialmente en lo referente al cacao, el cual era producido en
abundancia en las haciendas ubicadas, principalmente en los valles de Aragua.
Tenían monopolio comercial en la provincia gracias a un privilegio real (el Rey
era accionista de la Compañía). A su vez, podía armar embarcaciones destinadas
a combatir el contrabando. Su principal base de operaciones estaba en La
Guaira.
La
Guaira (o La Guayra, según la grafía antigua) había adquirido una
repentina importancia dado el incremento del volumen de comercio gracias a la
acción de la Guipuzcoana. Pero a su vez los grandes hacendados resentían el
poder que los guipuzcoanos habían adquirido a raíz de estas actividades, y en
ocasiones presentaron oposición moderada a las intenciones de la Compañía.
Preparativos de
los Ingleses
Ogle
sabía esta situación y quiso aprovechar la coyuntura para un ataque. Con el
pretexto de “librar a sus habitantes de la tiranía de la Compañía Española
Guipuzcoana”, envió a un poderoso escuadrón al mando del comodoro Charles
Knowles a atacar La Guaira. El 22 de febrero de 1743, Knowles zarpó de la isla
de Antigua con 19 embarcaciones, que se detallan así:
- La nave HMS Suffolk, de 70 cañones y con
380 hombres a bordo (3º clase, de acuerdo al sistema de clasificación de la
Royal Navy), al mando de Knowles, siendo el buque insignia. Las publicaciones
españolas la llamarían La Almiranta.
- El navío HMS Burford, de 70 cañones (3º
clase), al mando del capitán Franklin Lushington. Las publicaciones españolas
la denominaron La Capitana.
- El navío HMS Norwich, de 50 cañones y con 250 hombres a bordo (4º clase), al mando del capitán Thomas Gregory.
- El navío HMS Advice, de 50 cañones (4º
clase), al mando del capitán Elliot Smith.
- El navío HMS Assistance, de 50 cañones (4º clase), al mando del capitán Smith Callis.
- La fragata HMS Eltham, de 40 cañones (5º clase), al mando interino del capitán Richard Watkins.
- La fragata HMS Lively, de 20 cañones (6º clase), al mando interino del capitán Henry Stewart.
- La fragata HMS Scarborough, de 24 cañones (6º clase), al mando del comandante Lachlin Leslie.
- La al mando del comandante John Gage.
- La bombarda HMS Comet, de 8 cañones, al mando de Richard Tyrrell.
- Dos transportes, con 400 milicianos a bordo, al mando del coronel Dalzell.
- Siete embarcaciones de apoyo.
Comodoro Charles Knowles |
Knowles creyó
que La Guaira no tenía capacidad para defenderse como lo hizo Cartagena, por lo
tanto subestimó el potencial de defensa de la plaza. Con esa confianza, tocó en
la isla de La Tortuga el 27 de febrero.
La Armada Española
En la mañana del
2 de marzo, los buques ingleses fueron avistados por la guarnición española
ubicada en la Atalaya del Zamuro, fuerte que actuaba como vigía.
Inmediatamente, se puso en funcionamiento el llamado “correo de los cañones”,
el cual consistía en un sistema coordinado de salvas de cañón que avisaba a la
ciudad de Caracas sobre acontecimientos importantes, especialmente ataques
piratas a La Guaira. Se cree que este sistema fue perfeccionado en el siglo
XVII. Según la tradición de ese sistema, se daba un cañonazo por cada navío de
la flota atacante. Imaginen la cara de los caraqueños ante semejante flota…
A las 6 de la mañana se hicieron dos disparos de cañón desde el baluarte de la Caleta , seguidos por otros de los castillos de Torrequemada, La Venta, La Cumbre, El Castillito y el fortín de la Puerta de Caracas. anunciando la presencia enemiga.
Una vez que se
supo en Caracas la inminencia del ataque enemigo, el Gobernador y Capitán
General de la Provincia de Caracas, el mariscal de campo don Gabriel de Zuloaga
y Moyúa, logró reclutar a diez compañías de milicias y partió al frente de las
tropas por el Camino Real. Como dato curioso, entre los voluntarios marchaba
Juan Vicente de Bolívar y Ponte, futuro padre de Simón Bolívar.
A pesar de la diligencia del gobernador Zuloaga, éste comprendió que tardarían un poco en llegar: la montaña separaba a Caracas de La Guaira, y si bien esto constituía una ventaja para repeler invasiones, no lo era tanto cuando se trataba de reforzar al puerto.
A pesar de la diligencia del gobernador Zuloaga, éste comprendió que tardarían un poco en llegar: la montaña separaba a Caracas de La Guaira, y si bien esto constituía una ventaja para repeler invasiones, no lo era tanto cuando se trataba de reforzar al puerto.
Mientras esto sucedía, el comandante de la plaza de La Guaira, el capitán don Mateo Gual y Pueyo, alistaba a todo el personal disponible en los distintos baluartes de la guarnición (entre ellos la mencionada Atalaya y los baluartes de Gavilán, San Jerónimo y San Fernando). Entre todas las edificaciones militares, la defensa española contaba con 94 cañones y 216 artilleros, además de un centenar de milicianos y voluntarios al mando del capitán de fragata don José de Iturriaga y Aguirre.
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Sistema de fortificaciones de La Guaira existente para 1743 |
La Batalla
El Otter fue
enviado al puerto para labores de reconocimiento. Una vez cumplida su misión,
los buques Burford, Suffolk, Norwich, Eltham, Advice y Assistance,
se alinearon y abrieron fuego a la 1:00 pm.
Los baluartes
españoles respondieron con fuego nutrido y continuo, algo que Knowles no
esperaba. Después de cerca de cuatro horas de bombardeo, ambos lados tenían
daños: los ingleses habían alcanzado una parte del baluarte de San Jerónimo,
inutilizándolo parcialmente (aunque los defensores lograron salvar algunos
cañones y gran parte de la pólvora); mientras que los españoles habían dañado
seriamente al Burford. Al final del día (8:00 pm), Knowles ordenó cortar
las amarras del Burford y del Suffolk, y ordenó al resto de las
embarcaciones atacantes ponerse a salvo de las baterías enemigas.
En la madrugada
del 3 de marzo, el gobernador Zuloaga llegó a La Guaira y obtuvo la información
al detalle de lo sucedido del comandante Gual. Observó los destrozos hechos por
los británicos al pueblo y pasó revista a los baluartes de la plaza. Ordenó que
cuatro compañías de milicias reforzaran el poblado de Maiquetía (el cual era la
desembocadura del Camino Real) y coordinó la defensa de la plaza con Gual.
Ese día no hubo combate, aunque sí se observó un frenético afán por ambos lados de reparar los daños causados a cada cual. Ante la tensa calma, Zuloaga creyó prudente avisar del estado de las cosas a la población caraqueña, por lo que salió con destino a la capital de la provincia en la madrugada del 4 de marzo.
En la tarde de ese día, se reanudó el bombardeo inglés, aunque en una escala menor. Hubo, por tanto menos daños causados, no obstante el bombardeo continuó hasta la mañana del 5 de marzo. Knowles, frustrado, reanudó la “faena” el 5 en la tarde, y ordenó capturar tres embarcaciones mercantes (dos españolas y otra francesa) que se hallaban en puerto al amparo de la noche, pero la operación fue infructuosa: Gual, previsivo, había evacuado a su tripulación, desmontó sus velámenes y timones, las arrimó al baluarte de La Caleta y las inmovilizó con amarres secretos. En la madrugada del 6 de marzo, aun intentando movilizar las fragatas mercantes, los ingleses fueron sorprendidos por fuego de artillería ligera y de fusilería desde el baluarte. Gual envió a Iturriaga con un grupo de hombres para impedir que éstos llevasen a cabo la acción; los invasores abandonaron su tentativa y se retiraron a los buques.
Ese día no hubo combate, aunque sí se observó un frenético afán por ambos lados de reparar los daños causados a cada cual. Ante la tensa calma, Zuloaga creyó prudente avisar del estado de las cosas a la población caraqueña, por lo que salió con destino a la capital de la provincia en la madrugada del 4 de marzo.
En la tarde de ese día, se reanudó el bombardeo inglés, aunque en una escala menor. Hubo, por tanto menos daños causados, no obstante el bombardeo continuó hasta la mañana del 5 de marzo. Knowles, frustrado, reanudó la “faena” el 5 en la tarde, y ordenó capturar tres embarcaciones mercantes (dos españolas y otra francesa) que se hallaban en puerto al amparo de la noche, pero la operación fue infructuosa: Gual, previsivo, había evacuado a su tripulación, desmontó sus velámenes y timones, las arrimó al baluarte de La Caleta y las inmovilizó con amarres secretos. En la madrugada del 6 de marzo, aun intentando movilizar las fragatas mercantes, los ingleses fueron sorprendidos por fuego de artillería ligera y de fusilería desde el baluarte. Gual envió a Iturriaga con un grupo de hombres para impedir que éstos llevasen a cabo la acción; los invasores abandonaron su tentativa y se retiraron a los buques.
Knowles entonces
ordenó que todos los buques zarparan a sitio seguro: estaba abandonando el
asalto. En un principio, ordenó poner proa a Borburata (4 millas náuticas al
este de Puerto Cabello), pero los navíos Burford, Norwich, Assistance y Otter
pusieron proa a Curazao, forzando a Knowles a seguirlos, mientras los
navíos menores cubrían la retirada con fuego defensivo.
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Ataque Ingles a La Guaira en 1743 |
Epílogo
Las bajas
españolas no fueron muy numerosas, pero en el lado inglés abundaban: se habla
de 92 muertos y 308 heridos por parte de los ingleses, que incluso pierden al
comandante del Burford, el capitán Franklin Lushington, quien recibió una
herida mortal en el muslo derecho y otra que le destrozó la rodilla izquierda.
Knowles quería tener una victoria como fuese, por lo que atacó Puerto Cabello entre el 26 de abril y el 7 de mayo. Incluso llegó a desembarcar algunas tropas, pero tuvo que retirarse ante las inmensas bajas, después de un intercambio de prisioneros con el gobernador Zuloaga (quien fue herido en la lucha).
A pesar de estas derrotas, Knowles llegaría a tener una exitosa carrera, llegando a ser Almirante, Caballero de Su Graciosa Majestad y Gobernador de Jamaica entre 1752 y 1756.
Por su parte, Mateo Gual fue reconocido por esa acción y el año siguiente fue ascendido a Teniente Coronel. Con el tiempo llegó a Coronel y fue, entre 1753 y 1757, Gobernador de la Provincia de Cumaná. Por ironías de la vida, su hijo, Manuel Gual (1759-1800), fue uno de los líderes de una insurrección que buscaba la independencia de España.
Knowles quería tener una victoria como fuese, por lo que atacó Puerto Cabello entre el 26 de abril y el 7 de mayo. Incluso llegó a desembarcar algunas tropas, pero tuvo que retirarse ante las inmensas bajas, después de un intercambio de prisioneros con el gobernador Zuloaga (quien fue herido en la lucha).
A pesar de estas derrotas, Knowles llegaría a tener una exitosa carrera, llegando a ser Almirante, Caballero de Su Graciosa Majestad y Gobernador de Jamaica entre 1752 y 1756.
Por su parte, Mateo Gual fue reconocido por esa acción y el año siguiente fue ascendido a Teniente Coronel. Con el tiempo llegó a Coronel y fue, entre 1753 y 1757, Gobernador de la Provincia de Cumaná. Por ironías de la vida, su hijo, Manuel Gual (1759-1800), fue uno de los líderes de una insurrección que buscaba la independencia de España.
Gabriel de
Zuloaga siguió siendo Gobernador de Caracas hasta 1747, cuando fue relevado por
el Brigadier Francisco Castellanos. Fue recompensado por sus servicios con un
ascenso a Teniente General y el título de Conde de Torre Alta. Murió en Madrid
en 1764.
Artículo editado por: Whylmhar Daboín
Asesor de contenido: Abílio De Oliveira